Las Emociones
Son
reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos
del individuo cuando percibe un objeto, persona, lugar, suceso, o recuerdo
importante. Psicológicamente, las emociones alteran la atención, hacen subir de rango ciertas conductas guía de respuestas del individuo y activan redes
asociativas relevantes en la memoria. Los sentimientos son el resultado de las emociones y pueden ser verbalizadas (palabras). Fisiológicamente, las emociones organizan rápidamente las respuestas de
distintos sistemas biológicos, incluidas las expresiones
faciales, los músculos, la voz, la actividad
del SNA y la del sistema
endocrino, a fin de
establecer un medio interno óptimo para el comportamiento más efectivo. Los
diversos estados emocionales son causados por la liberación de neurotransmisor
(o neuromediador) y hormonas, que luego convierten estas emociones en
sentimientos y finalmente en el lenguaje. Conductualmente, las emociones sirven para establecer nuestra posición con
respecto a nuestro entorno, y nos impulsan hacia ciertas personas, objetos,
acciones, ideas y nos alejan de otros. Las emociones actúan también como
depósito de influencias innatas y aprendidas, y poseen ciertas características
invariables y otras que muestran cierta variación entre individuos, grupos y
culturas.
Existen 6 categorías básicas de emociones.
Miedo: Anticipación
de una amenaza o peligro que produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad.
Sorpresa: Sobresalto,
asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede dar una aproximación cognitiva
para saber qué pasa.
Aversión: Disgusto,
asco, solemos alejarnos del objeto que nos produce aversión.
Ira: Rabia,
enojo, resentimiento, furia, irritabilidad.
Alegría: Diversión,
euforia, gratificación, contentos, da una sensación de bienestar, de seguridad.
Tristeza: Pena,
soledad, pesimismo.
Si tenemos en cuenta esta finalidad adaptativa de las emociones,
podríamos decir que tienen diferentes funciones:
Miedo: Tendemos
hacia la protección.
Sorpresa: Ayuda
a orientarnos frente a la nueva situación.
Aversión: Nos
produce rechazo hacia aquello que tenemos delante.
Ira: Nos
induce hacia la destrucción.
Alegría: Nos
induce hacia la reproducción (deseamos reproducir aquel suceso
que nos hace sentir bien).
Tristeza: Nos
motiva hacia una nueva reintegración personal.
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